domingo, 9 de diciembre de 2012

¿La violencia puede producir trastornos mentales?

Hola blogueros !! 
En la entrada de hoy vamos a tratar un tema muy delicado y de total actualidad como es la violencia de genero. Estamos cansados de escuchar campañas y acciones en contra de este maltrato en los medios de comunicación, pero aun así siguen apareciendo casos que terminan con la muerte de la persona maltratada. 
¿ Sabéis realmente lo que tiene en mente una persona maltratada? 
¿ Sabéis como puede influir esa violencia continua en su vida?
¿ Sabéis que cambios mentales pueden llegar a desarrollar?


Además de los daños físicos  que son los más visibles, los más profundos y duraderos y más difíciles de tratar son los trastornos emocionales y psicológicos que suponen esta violencia continua.

- SÍNDROME DE LA MUJER MALTRATADA: 
Baja autoestima, depresión crónica, reacciones de estrés y sensación de impotencia y de abandono por parte de los demás, embotamiento afectivo y aislamiento social son algunos de los síntomas. 
Este sometimiento y continua agresión acaba llevando a la persona a un extremo en donde ella cree que son ellas las culpables y que se merecen lo que les está pasando.


- SÍNDROME DE ESTOCOLMO DOMÉSTICO: 
Este síndrome explica por qué la mujer soporta malos tratos durante tanto tiempo. La mujer suspende su juicio crítico para adaptarse al trauma y proteger así su propia integridad psicológica. Se desencadena en la víctima desorientación, pérdida de referentes, pérdida de esperanza y depresión.
La falta de referentes externos y el discurso de su agresor hacen que su percepción de la realidad se desvirtúe y se autoinculpe de la situación, entrando en un estado de indefensión y resistencia pasiva. Pasa así a una fase de afrontamiento, donde asume el modelo mental de su compañero, tratando de manejar la situación traumática. Por último la mujer proyecta la culpa hacia otros, hacia el exterior.



PERSONALIDAD BONSAI: 
Explica una situación paradójica: debido a que el agresor va cortando los lazos de la mujer con el mundo exterior, ésta queda recluida en el hogar que es el escenario donde sufre las agresiones, pero también donde recibe las pequeñas dosis de cariño que le brinda el agresor durante la fase de afecto. Tal como a un bonsái, el agresor va “podando” sistemáticamente cualquier iniciativa que tome la mujer y que le ayude a crecer o enriquecerse, pero es él mismo quien va regando y aportándole las pocas manifestaciones de afecto que recibe, por lo que la mujer se va empequeñeciendo y permitiendo al hombre llevarla y traerla a voluntad.


Como podéis ver la parte psíquica sufre tanto o casi más que la parte física y sus secuelas pueden llegar a estar latentes durante mucho más tiempo.

Todos debemos de ser conscientes y saber cuales son los signos y síntomas de estas personas para poder tomar medidas y ayudar a la victima antes de que sea tarde.





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