domingo, 2 de diciembre de 2012

Testimonios TOC

Hoy os dejo con casos reales de gente que ha padecido o padece trastorno obsesivo-compulsivo, algunos muy llamativos y característicos.

"¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces nos lavamos las manos durante el día, 10, 20,…? No sé, no tengo ni idea, en realidad es cada vez que uno lo necesita ¿no? Pues yo, por cierto, soy Esteban, llegué a lavármelas ¡hasta 80 veces o más al día! Estaba angustiado y enfadado porque no podía cumplir con todas mis obligaciones diarias ¡Mi manía no de dejaba el tiempo suficiente! Perdí novia y amigos (cosa que comprendo) ¿quién puede aguantar a un tío que cada momento ha de ir a lavarse las manos en un restaurante, por ejemplo. Todavía era peor si tenía que estar en un local aunque fueran dos horas sin poder salir como en un teatro o en un cine. ¡Me ponía malo, me angustiaba, me daba rabia, era terrible!"
"Soy Silvia, tengo 37 años y he padecido el trastorno del TOC durante cinco años. Cuando salía de casa empezaba el problema. Al cerrar la puerta del piso, me atacaba la duda de si lo había hecho correctamente y ello me obligaba a volverla a abrir y volverla cerrar, con el tiempo iban en aumento las veces que me veía obligada a repetir el proceso. Mi miedo consistía en que si yo no cerraba bien la puerta, nadie más de mi familia podría entrar en casa por quedarles atascada la llave y entonces solía imaginarme escenas lamentables o que les causaba daño de alguna forma y todo ello únicamente por mi culpa."

"Me llamo Julia y soy ama de casa. Tengo tres niños preciosos y un marido que no me lo merezco. Todo el mundo podría pensar que lo tengo todo, pero apareció el TOC: mis miedos se centraban en el polvo. Jamás estaba todo lo reluciente que yo quería y que creía que mi marido y mis hijos se merecían.
Me asaltaban unos miedos irrefrenables a provocarles enfermedades si no me aplicaba con más ganas a limpiarlo todo. Incluso, en los estadios más graves de la enfermedad, creía que al terminar una habitación y hacer otra, la anterior ya se había llenado de polvo tóxico para los míos y para mí misma. Lo peor del caso era que no me daba cuenta y de que mis obsesiones me hacían olvidar vivir mi propia vida y disfrutar de todo lo bueno que hay ahí fuera."

"Soy Miriam, tengo 27 años y he tenido el T.O.C. durante algunos años hasta que me decidí a buscar ayuda profesional. Jamás he gastado tantos guantes de látex como durante los terribles años que sufrí el trastorno. Los llevaba siempre en el bolso o en el bolsillo. Era imprescindible para mí llevarlos conmigo. Evitaba tocar los picaportes o pomos de las puertas, sostener papeles, carpetas, dar la mano, etc. Pulsar un interruptor de la luz o, incluso, asirme a una barra del autobús era un verdadero problema para mí si no tenía a mano unos guantes; en el primer caso, me las arreglaba con el codo siempre que estuviese protegido con una manga de un suéter, de un abrigo o una blusa y en el segundo y más complicado, en ocasiones prefería ir dando tumbos hasta mi destino con el peligro que ello comportaba para mi integridad física."

"Mi nombre es Enrique, soy padre de familia y mi experiencia con el T.O.C. empezó sin ni siquiera darme cuenta. Creía que el hecho de repetir las cosas era de lo más normal como levantarme de la cama por la noche para asegurarme de haber cerrado convenientemente la llave del gas, las ventanas, etc. Con el tiempo, las dudas fueron creciendo y ello me obligaba a quedarme despierto hasta altas horas de la noche, con unas entrada y salidas de la cama agotadoras y falta de sueño, dando como resultado el cansancio y escaso rendimiento laboral al día siguiente."

Espero que os haya gustado, a mi me ha parecido algo increible y necesario para poder entender un poco más este trastorno.

En próximas publicaciones añadiré la entrevista que os prometi, un saludo bloggeros!

1 comentario:

  1. Todos tenemos costumbres o manías que si se repiten exageradamente pueden ser casos como los de la noticia!! nunca me había parado a pensarlo pero en más de una ocasión me he planteado muchos de esos casos como no tocar la barra del bus por estar demasiado manoseada etc menos mal que no se convirtieron en una obsesión por ahora, ya que si te condicionan poder realizar tu vida con normalidad es un gran problema que se debe solucionar para vivir tranquilamente y sin preocupaciones innecesarias.

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